Entendiendo el dolor invisible (fibromialgia)

La fibromialgia puede afectar a cualquier persona, sin embargo no se sabe porque se presenta.

La fibromialgia es un trastorno crónico de larga duración que se caracteriza principalmente por causar dolor musculoesquelético generalizado, fatiga, sensibilidad en múltiples puntos del cuerpo, etc. Cómo tal no existe algún tipo de cura, pero sí existen medicamentos que controlan los padecimientos.

Las personas que sufren fibromialgia suelen ser detectadas de manera tardía, ya que, a diferencia de otras enfermedades reumatológicas, la fibromialgia no provoca inflamación ni daño en los tejidos, lo que dificulta su identificación mediante pruebas de laboratorio y de imagen.

Síntomas de la fibromialgia

La fibromialgia la puede llegar a padecer cualquier persona, aunque es más común en mujeres que en hombres. Normalmente aparece conforme avanza la edad y aumenta el riesgo de padecerlo si se tienen antecedentes como: artritis reumatoide, lupus sistémico, osteoartritis, depresión y ansiedad o síndrome del intestino irritable.

La sintomatología más común suele describirse como dolor, un dolor constante, sordo y difuso que afecta tanto los músculos como los ligamentos. Este dolor puede presentarse en distintas intensidades.

Del mismo modo, la fibromialgia suele irrumpir los ciclos del sueño, por lo que se pueden presentar trastornos relacionados al descanso, presentando fatiga extrema, falta de concentración, falta de memoria y presencia de dolores de cabeza o migrañas.

También se presenta en diferentes síntomas, como son:

  • Dolor crónico y rigidez en todo el cuerpo.
  • Rigidez muscular y articular.
  • Entumecimiento u hormigueo en brazos y piernas.
  • Sensibilidad a la luz, el ruido, los olores y la temperatura.
  • Sensibilidad al tacto.
  • Problemas digestivos.

La combinación de estos síntomas puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes, afectando tanto su capacidad para realizar actividades cotidianas como su bienestar emocional. Además, puede traer consigo otro tipo de afecciones como son:

  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Síndrome del intestino irritable.
  • Dolores en la cara y la mandíbula.

Causas de la fibromialgia

A pesar que la Organización Mundial de la Salud en 1992 dio el origen de la fibromialgia, aún sigue siendo un misterio y objeto de estudio.

La hipótesis más aceptada es que se trata de un trastorno del procesamiento del dolor en el sistema nervioso central. Para una persona con fibromialgia, un estímulo normalmente no provocaría dolor; sin embargo, un leve toque o presión ligera puede percibirse como doloroso debido a una hipersensibilidad en el sistema nervioso.

Este fenómeno se conoce como “sensibilización central”, y es una característica común en otras condiciones de dolor crónico. Además, se han identificado alteraciones en los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que regulan la percepción del dolor, el estado de ánimo y el sueño.

Diagnóstico y opciones de tratamiento

Te recordamos que este artículo no representa la sustitución de un profesional de la salud y ante cualquier sintomatología es recomendable acudir con su médico de confianza.

Para diagnosticar la fibromialgia no existe prueba alguna que especifique o confirme su presencia, por lo que los médicos e basan en la combinación de criterios clínicos, que incluyen la presencia del dolor generalizado durante al menos tres meses y la ausencia de otra condición que pueda explicar los síntomas.

Para que un profesional de la salud sepa si el paciente padece fibromialgia, es necesario analizar varias cosas como pueden ser:

  • Análisis de historia clínica.
  • Examen físico.
  • Solicitud de radiografías y análisis de sangre para descartar otras afecciones.

En algunos casos, se utilizan pruebas complementarias para descartar otras enfermedades reumatológicas o neurológicas, como la artritis reumatoide o el lupus, que pueden presentar síntomas similares.

Del mismo modo, para poder brindar un tratamiento, se debe ser consciente de que no existe cura como tal para la fibromialgia, por lo que el tratamiento se centra en aliviar los síntomas. Una de las estrategias más efectivas es la combinación de medicamentos con terapias físicas y apoyo psicológico.

Los fármacos más utilizados son los analgésicos, antidepresivos y anticonvulsivos, que ayudarán a reducir la intensidad del dolor, mejorar el sueño y mitigar la fatiga. También, se recomienda tener un cambio en el estilo de vida con ejercicios de bajo impacto, como la natación o el yoga, los cuales ayudarán a la movilidad y reducción de la rigidez muscular.

Aunque también se pueden incluir:

  • Aprender a controlar el estrés.
  • Terapias conversacionales.
  • Terapias complementarias.
  • Meditación.
  • Dispositivos electrónicos para medir las funciones corporales.
  • Masajes terapéuticos.
  • Acupuntura.

Como se observa, la fibromialgia es una enfermedad crónica que afecta profundamente la calidad de vida de quienes la padecen. A pesar de los avances en la comprensión de sus mecanismos subyacentes, queda mucho por descubrir sobre sus causas exactas y el desarrollo de tratamientos más efectivos.

El manejo de esta condición requiere un enfoque integral, en el que se combinen estrategias médicas, físicas y emocionales para mejorar el bienestar de los pacientes.

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Referencias

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